viernes, 23 de diciembre de 2011

Guerreros de la pluma

Durante el conflicto la literatura fué muy variada,eso si,el bando republicano contó con el mayor numero de escritores y de más prestigio.
La república venció la guerra de las letras.
Hora de España, el periódico de mayor prestigio republicano, tuvo en sus páginas escritos de Antonio Machado, León Felipe, Dámaso Alonso... el contenido de este importante periódico era de muchísimo nivel.
Otra de las funciones de los poetas era la de marchar al frente a recitar poemas, y así animar a los combatientes de alguna manera posible. Entre los escritores que más se dedicaban a esta función podemos destacar a Rafael Alberti.
Es de lamentar, que también hubo poetas del pueblo que no llegaron a publicar o que las tropas franquistas destruyeron sus obras en los registros a que sus domicilios fueron sometidos.
Una "curiosa" anecdota sobre la supuesta muete de Benavente y los hermanos Alvarez Quintero, nos muestra la crueldad de los falangistas, para encubrir el asesinato de Garcia Lorca, el poeta granadino.
Las circunstancias exactas de su asesinato, a manos de los militares sublevados, no se conocieron durante largo tiempo ya que desde el primer momento una intrincada madeja de propaganda, silencio, y tergiversaciones se fue posando sobre el suceso.
Resulta curioso que la primera muerte de un laureado dramaturgo español que se conoció en Puerto Rico no fue la de Federico García Lorca sino la del premio Nobel Jacinto Benavente: el 22 de agosto de 1936 El Mundo dio a conocer la noticia del asesinato en Madrid de los hermanos Álvarez Quintero y el propio Benavente, mediante gruesos encabezados de 7 columnas y foto grande del autor de Intereses creados. El periódico citó un parte de Prensa Unida procedente de Lisboa que a su vez se apoyaba en las emisiones radiales que desde Sevilla perifoneaba el truculento General Queipo del Llano.
En su edición del 25 de agosto El Mundo, de Puerto Rico, comunicaba la muerte de Benavente. Al día siguiente la dirección del periódico no tuvo más remedio que dar a conocer otro parte de Prensa Unida donde se informaba que el "difunto" por el cual se habían elevado preces se hallaba sano y salvo. La Democracia también rectificó en primera página su versión original.
Como hoy sabemos no fue la inescrupulosidad de una agencia informativa la responsable de estas falsedades: con toda probabilidad la especie sobre el "asesinato" de Benavente y los otros dramaturgos se originó en los cuarteles del propio general Queipo del Llano la noche del 18 al 19 de agosto, y se divulgó primero a través de radio Sevilla, y luego en la prensa nacional durante los días subsiguientes. Según el historiador Ian Gibson, los nombres de Benavente y los Álvarez Quintero habrían sido seleccionados por tratarse de dramaturgos y su supuesta muerte fue difundida como subterfugio propagandístico por parte de los militares nacionales para tratar de justificar o contrarrestar la muerte real del también autor dramático Federico García Lorca, fusilado por ellos con toda probabilidad la madrugada del propio 19 de agosto. Es obvio que El Mundo y La Democracia se tragaron el señuelo propagandístico que desde la remota Radio Sevilla había lanzado el general Queipo del Llano.
Sobre los rumores de la muerte de Lorca
La labor encubridora del asesinato de Lorca por parte de la dirección de El Mundo continuó durante la guerra. En octubre de 1936 su revista Puerto Rico Ilustrado, en un remedo de homenaje póstumo al poeta granadino, publicó varios de sus poemas acompañados de una nota que lo catalogaba como "víctima de la actual revolución" e indicaba que éste había muerto "en un tumulto popular". La sección local de Falange Española no podía mantenerse ajena al intento de encubrir el asesinato de Federico García Lorca. En uno de los primeros comentarios de la revista falangista local Avance sobre el incidente, el entonces joven falangista Eladio Rodríguez Otero, en respuesta a la denuncia hecha en San Juan por el dramaturgo Alejandro Casona, respondió: "Nadie sabe cómo murió el poeta granadino. Lo que sí sabemos y no lo puede negar nadie es que en Madrid y otras partes de España murieron asesinados... muchos intelectuales tales como Ramiro de Maetzu...". Resulta irónico que el autor de este comentario, décadas más tarde, figuró pomposamente como presidente del Ateneo Puertorriqueño, líder independentista y defensor de la "cultura puertorriqueña" y su idioma español.

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