jueves, 9 de febrero de 2017

Aguacero de Luis Roso

La sinopsis del libro dice:

Año 1955. El inspector Ernesto Trevejo recibe el encargo de investigar cuatro crímenes en un pueblo de la sierra madrileña donde se está construyendo un pantano: dos guardias civiles han sido torturados hasta la muerte; el alcalde del municipio y su esposa, ejecutados a sangre fría. Un posible asesino en serie podría aterrorizar a la región mientras se desarrollan las obras. El asunto debe ser resuelto —y silenciado— cuanto antes.

Siguiendo los pasos de una investigación que destapará odios, secretos e intereses ocultos, el lector se traslada a una España en blanco y negro. De fondo, el rumor incesante de la lluvia que acompañará al protagonista en su viaje a un escenario rural, remoto, casi salvaje. El extraordinario debut de Luis Roso en el género noir es al mismo tiempo un adictivo thriller literario y una mirada nueva sobre los años más duros del franquismo.

Ya sabemos qué son las sinopsis que aparecen en las contraportadas de los libros: un conjunto de exageraciones y medias verdades para inducirnos a comprar el libro.

En primer lugar voy a hacer mi propia sinopsis, un poco más larga que esta, pero sin incluir alabanzas al escritor y a la obra. Después haré mi propia crítica.

La obra empieza el 17 de enero de 1955. El protagonista de la novela, el Inspector de la Policía de Madrid Luis Trevejo tiene que acudir a un pueblo de la sierra de Madrid llamado Las Angustias para investigar dos asesinatos dobles: primero, el de una pareja de guardias civiles torturados y asesinados en lo que parece, a todas luces, un crimen político; el segundo, el del alcalde del pueblo y su esposa, también podría ser un crimen político, pero también podría ser un crimen de esos de aldea, de odios y rencores mantenidos por generaciones. ¿Tienen relación los dos crímenes?

La investigación que Trevejo debe realizar en Las Angustias es confidencial, no tiene ninguna orden oficial para realizarla, no podrá invocar oficialmente la ayuda de la policía o de la guardia civil. Como se suele decir, la investigación es totalmente oficiosa, no oficial. En realidad Trevejo no es más que un civil haciendo preguntas en un pueblecito totalmente atrasado y alejado de la civilización, como si estuviera en Las Hurdes.


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