martes, 18 de agosto de 2009

El caballero del templo, de José Luis Corral



TEXTO DE LA CONTRATAPA:

Con la derrota en la batalla de San Juan de Acre (1291), moría definitivamente el sueño de consolidar un reino cristiano en Tierra Santa. Hacía ya casi dos siglos desde que en la explanada del Templo de Salomón, en Jerusalén, se fundara la Orden del Temple, una de las más controvertidas, manipuladas y flasificadas de cuantas instituciones han sido creadas a lo largo de la historia.

El protagonista de esta novela, el caballero templario Jaime de Castelnou, es testigo del final de una época en la que los ideales caballerescos y cruzados fueron borrados por la ciega ambición de papas y reyes. En los años más convulsos y terribles de la Edad Media, Castelnou recibe el encargo del Temple de evitar que la más preciada reliquia de la cristiandad, el Santo Grial, caiga en manos de sus enemigos.

El caballero del templo se revela como una obra imprescindible para entender uno de los mayores enigmas del Medievo, el misterio de los templarios.




EL CONTEXTO HISTÓRICO:

Jerusalén es una de las ciudades más antiguas del mundo, habitada ocasionalmente desde la Edad del Cobre (4.000 AC) y, definitivamente, desde el Bronce temprano (3.000-2.800). Antiguamente llamada Jebús, era la capital de los Jebuseos. Fue conquistada por los judios o hebreos hacia el año 1.000 AC, cuando llegaron a la Canaán, su tierra prometida. Tras la separación entre Israel y Judá hacia el 922 AC, pasa a ser capital del reino de Judá, y posteriormente fue conquistada, en el siguiente orden cronológico, por asirios, babilonios (primera destrucción del templo año 587 AC), persas, macedonios, seléucidas, asmoneos y romanos.

A partir del año 33 d C aproximadamente existe una iglesia cristiana creciente en Jerusalén, donde además se celebra el denominado Concilio de Jerusalén alrededor del año 49.

En el año 66 tuvo lugar una revuelta de los judíos que supuso el asedio a la ciudad y su toma por Tito en el año 70, y la segunda destrucción del templo. El proyecto de reconstrucción de Adriano como una ciudad completamente romana (Aelia Capitolina) supuso la revuelta capitolina de los judíos entre los años 132 y 135 y el inicio de la Diáspora judía.

La ciudad permaneción bajo el dominio del Imperio Romano de Oriente hasta las invasiones árabes del siglo VII, para despuñes ser conquistada en 1099 por los ejércitos cristianos que promovieron las cruzadas. En este mapa se ve el reino de Jerusalén que va, desde Beirut hasta Jerusalén.

El Reino de Jerusalén fue uno de los 4 reinos cruzados.

En sus últimos años, las pocas esperanzas de los cruzados estaban en los mongoles, a quienes se suponía partidarios de los cristianos. Aunque los mongoles invadieron Siria en varias ocasiones, también fueron repetidamente rechazados por los mamelucos, siendo la batalla más notable la de Ain Jalut en 1260. Los mamelucos, bajo la égida del sultán Baibars, se vengaron del Reino, prácticamente indefenso, conquistando una a una las pocas ciudades que le quedaban, hasta llegar a Acre que cayó en 1291, el último bastión que fue conquistado por el sultán Khalil.

Los templarios era una de las más de 80 órdenes milito-religiosas, es decir, que eran a la vez militares y religiosas. Su declive empezó con la derrota en la batalla de los Cuernos de Hattin. En 1244 cayó Jerusalén y los templarios se mudaron a San Juan de Acre, para caer allá derrotados en 1291.

Felipe IV de Francia consiguió la muerte del Papa Bonifacio VIII y nombró dos papas franceses: Benedicto XI y Clemente V. EL poder de Felipe IV sobre el Papado quedó claro tras el traslado de la sede papal de Roma a Avignon en 1309. Felipe IV persiguió y consiguió abolir la Orden de los Templarios, acontecimiento que se explica con profusión en el libro.






EL AUTOR:


José Luis Corral Lafuente nació en Daroca, provincia de Zaragoza, 13 de julio de 1957 es rofesor de Historia Medieval y director del Taller de Historia en la Universidad de Zaragoza (España).Autor de novelas históricas, ha publicado numerosos artículos y colaborado en programas de radio y televisión. Ha sido asesor histórico de la película 1492: La conquista del Paraíso, de Ridley Scott.

La presente es la novena novela histórica que publicó, de un total de 13. También ha publicado 7 novelas historiográficas, las dos primeras sobre Aragón, y la última una historía de España (otra más) y otra obra sobre el Temple: breve historia de la Orden del Temple (2006).

Como el autor de la novela histórica es un historiador, decidí buscar alg más sobre él, y encontré este enlace buenísimo. Amparándome en el derecho de cita, cito a José Luis Corral.

Esta misma semana el presidente de Estados Unidos, el omnipresente Barack Obama, ha realizado una gira por Oriente Medio y ha dejado unas declaraciones que han levantado una sonora controversia. Barack Obama, que tiene trabajo más que de sobra intentando rehacer lo que demolió George Bush de modo tan insensato, ha puesto a «Andalucía» y a Córdoba como ejemplos de «convivencia y tolerancia entre musulmanes, judíos y musulmanes», introduciendo un desliz histórico notable al decir que esto ocurrió «durante la época de la Inquisición.


Para seguir leyendo, aquí.




OPINIONES ENCONTRADAS EN LA RED:

En hislibris, encontramos un comentario favorable. En foroesbar encontramos otro comentario muy favorable. En crítica de libros también tienen una buena opinión sobre el libro. En lecturalia, una opinión tan corta como poco útil. En Que libro leo, otra opinión que cuenta demasiadas cosas.

Mi OPINIÓN:

La novela histórica se centra en la vida del personaje Jaime de Castelnou, un catalán de ascendencia occitana. Le acompañamos en su vida desde que se queda huérfano de padre y madre y es recogido como un hijo propio por el conde de Ampurias. El padre de Jaime de Castelnou era castellano de Castelnou, y vasallo del conde de Ampurias, lo que supongo que significa que Raimundo de Castelnou era noble de un linaje bajo.

En el segundo capítulo ya nos encontramos a un Jaime de Castelnou de dieciocho años, gran espadachín y auténtico meapilas: "Vivía en la corte del conde y había sido educado como uno de sus hijos, pero sus gustos y sus aficiones distaban mucho de los de los jóvenes de su edad. Era callado, casi taciturno, y jamás se reía, aunque no parecía estar triste. Pasaba muchas horas en la soledad y penumbra de la capilla, meditando, y no perseguía a las sirvientas acosándolas por los rincones como hacían los muchachos de su edad".

En este párrafo se condensa todos los motivos por los que el personaje principal (de hecho la novela trata de la vida entera del mismo, y es el único personaje que permanece desde el principio hasta el fin) parece tan irreal. La novela no está mal escrita. Tiene un estilo agradable de leer, pero el personaje de Jaime de Castelnou es una especie de mezcla de superman medieval y monje ultra religioso que no parece verosimil. No le tiene miedo a nada ni a nadie, confía ciegamente en sus superiores, no comete ni un sólo pecado en toda su vida, muere virgen, sin haber conocido hembra, sólo una vez en su vida sufrió el acoso del "pecado de la carne", pero es tratado en la novela como una cosa marginal.

A mi el personaje de Jaime me recuerda mucho al personaje de Clark Kent, Superman, heroe puro y asexuado, pero en vez de una Lois Lane de la que estar puramente enamorado. Hubiera preferido un personaje más cercano a Spiderman.

Por otra parte, en la novela se nos presenta a los cruzados cristianos como unos santos, y a los musulmanes como a unos bárbaros. En definitiva, como una película de vaqueros e indios de los años 50, donde los unos son unos santos benditos y los otros son unos salvajes sin civilizar.

Jaime de Castelnou ingresa en la orden del Temple, y se embarca en la última de las cruzadas, en la que se pierden todas las conquistas cristianas en Tierra Santa. Llega a tiempo para participar en la caída y posterior huída de San Juan de Acre, último bastión en Tierra Santa. Tras regresar a Europa (concretamente a Fracia) no puede evitar la caída del Temple a manos de Felipe IV El Hermoso, rey de Francia.

Varias veces estuve a punto de abandonar la lectura del libro, que por otra parte tiene más de medio millar de páginas. El personaje es demasiado simple, demasiado aburrido como para gustarme, aunque al final mejora un poco ya que acaba siendo una parodia de sí mismo.

Sería una buena novela juvenil si no fuera demasiado larga.


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